jueves, 27 de febrero de 2014

Mi Vecino


Mi vecino, el Lago, en el invierno se pone temperamental.  
Amanece con la mitad de la cara cubierta de hielo impenetrable, duro, austero;
y con la otra cubierta de la risa y las cosquillas que le hace el viento…

Los cisnes no se intimidan. Ellos se apoyan en su frialdad, caminan por ella y de pronto saltan a su sonrisa, buscando el vaivén de un corazón.           

En el invierno todos se quedan sin ropa, y nadie puede prestarla…
Se caen los maquillajes y los brillos. 
Ahí estamos todos despojados, y de tanta honestidad a ratos nos quedamos sin habla, atragantados en un alarido insospechado.

De tanta honestidad se nos caen las lágrimas y volvemos… volvemos.




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